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La boca o cavidad oral puede brindar información sobre qué está pasando en tu cuerpo. Después del intestino, la microbiota oral es el más grande en el que habitan entre 300 a 700 diferentes especies y cientos de billones de microorganismos. Estos microorganismos participan en funciones como la digestión, el metabolismo, la regulación de la presión sanguínea y el mantenimiento de la estructura dental. Por ello, es vital tener una correcta práctica de higiene bucal, una dieta saludable y el consumo de probióticos.
Así como en el intestino, existen bacterias buenas y malas, levaduras, virus y hongos, por ejemplo, especies de streptococcus y corynebacteria. La cavidad oral abarca nueve sitios donde los microbios forman sus ecosistemas, de manera similar a la microbiota intestinal. Estos sitios son la lengua, el paladar, las anginas, sub y supra gingival en los dientes, la mucosa bucal, la garganta y la saliva. Cada una de esas partes tiene su propia agrupación de microorganismos. Los de mayor densidad de microbios son la placa dental y la superficie de la lengua.
Algunos de estos microorganismos pueden provocar problemas en las encías, infecciones e incluso cáncer. Mientras que otros contribuyen a la salud de la siguiente manera:
Cuando existe una disbiosis en la microbiota oral o desequilibrio, algunas bacterias, virus u hongos pueden viajar y afectar otras partes del cuerpo como el intestino y los vasos sanguíneos. Algunos síntomas de esta disbiosis son:
Es importante un buen cuidado y salud oral que permitan que predominen los microorganismos benéficos y que se contrapongan a los efectos patógenos. El cuidado bucal ayuda a evitar que algunas bacterias patógenas penetren por los cachetes, afectando al sistema inmunológico y que incrementan la infamación y el daño por radicales libres.
Para mantener el estado de homeostasis se recomienda limpieza de dientes con hilo dental, cepillado de dientes con pasta natural, libre de químicos y utilizar limpia lenguas. Evita productos que contengan sustancias detergentes, alcoholes o antisépticos. Por ejemplo: lauril sulfato de sodio, saborizaste, mica, colorante, edulcorantes como sacarina de sodio, apartame, xilitol o eritritol, y micas, entre otros. Se recomienda una dieta reducida en azúcar y carbohidratos refinados, y rica en alimentos alcalinizantes, antiinflamatorios y antioxidantes.
Los hábitos como el realizar ejercicio, una práctica de meditación para reducir estrés y una rutina de sueño adecuados pueden beneficiar el equilibrio de la microbiota oral. El estrés reduce la producción de saliva, lo cual afecta los tipos de microorganismos que habitan en la boca, se puede crear un ambiente mucho más ácido y los microorganismos benéficos pierden la habilidad de transportar minerales como calcio y fósforo a los dientes. Además el estrés puede tensar la mandíbula y pueden desgastarse los dientes al apretarla de más. El ejercicio, la calidad del sueño y la práctica de meditación ayudan a disminuir el estrés, y como consecuencia también se disminuye la respuesta inflamatoria por estar en modo ataque-huída.
Para concluir, quiero mencionarte que decisiones conscientes en nuestro estilo de vida y que pudieran parecer insignificantes, tienen un impacto importante en nuestro bienestar general y salud. El auto-cuidado es la base de ello, y cuidar nuestra salud oral debe de ser parte de nuestra rutina del día a día.
Ing. Física con Maestría Especializada en Nutrición, certificada como Health Coach. Me gusta ayudar a las personas a elegir construir una vida plena, con calidad de vida, salud y bienestar.